jueves, 24 de febrero de 2011

Comprar, tirar, comprar





El ser humano , también está sometido a la Ley de la Obsolescencia programada. Así como la sociedad en la que vivimos.
Todo tiene un principio y un fin.
Estamos al final de esa fecha de caducidad, o mejor dicho, estamos en un consumir preferentemente.
Como todas las grandes civilizaciones, la nuestra tendrá su caducidad, cuando... no se sabe, pero estamos empezando a notar los efectos de su autodestrucción.
Estos últimos dos siglos de avances, nos hemos dedicado a malgastar los recursos en pro de un motor de consumo, inviable y con graves fisuras, que imposibilitan el avance social de toda una civilización.
Si somos capaces de sobrevivir a la disolución de esta sociedad, podremos hacer nuevos planteamientos y reconstruir nuestra civilización de forma que sea más sostenible. Pero el ser humano tiende a repetir su propia historia y cometer los mismos errores.
Tal vez surja de nuevo , otra civilización, en este planeta que probablemente durará tres mil o cuatro mil años más, y vuelta a empezar.
Construyamos desde nuestros propios entornos, una sociedad sostenible y accesible a las necesidades reales del ser humano.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Lo mejor es tirarlo todo. vive libre muere en paz.

Ximo Segarra "ACAPU" dijo...

Para sobrevivir a la disolución de esta sociedad hemos de pelear, no quedarnos quietos. Pero no hay que pelear de la misma manera con que este sistema se defiende (lo ha hace con una crueldad e indiferente violencia).
No estoy de acuerdo en eso que dices "estos últimos dos siglos de avances", ha habido de todo, grandes avances y grandes retrocesos.
Gracias por invitar a la reflexión sobre esos grandes pilares que sostienen este sistema injusto y soberanamente estúpido.
Me despido con lo más importante de todo:
Un beso :)

Xindansvinto dijo...

Interesante documento, se lo agradecemos.
Un par de libros que, abordando estos temas, nos parecen imprescindibles para conocer de dónde venimos y a dónde vamos son "Por una sociología de la vida cotidiana", de Jesús Ibáñez, y "Non olet", de Rafael Sánchez Ferlosio.
Un debate en el que también incide el decrecimiento es el de la obsolescencia de la propia naturaleza con la mal llamada ingeniería genética. Si le interesa el tema, le recomendamos "El jardín biotecnológico", de Ignacio Mendiola.
Salud y besos.

Ignacio Reiva dijo...

Excelente documental. El Talmud dice: "Quien se dedica al comercio, jamás llegará a ser sabio". Ahora que estamos comerciando y somos a la vez mercancía del comercio de otros, la frase tiene sentido y el sinsentido tiene un fin. Un Saludo.

Unknown dijo...

ACAPU, precisamente a eso me referia, a que estos dos siglos de avances no han sido en pro de un progreso y por supuesto ha habido grandes retrocesos, era una especie de ironia.

Xindansvinto , gracias Majestad por sus sugerencias, tengolas en cuenta.

Ignacio Reiva cierto, nos venden como un producto más, triste pero cierto.

Estos dos siglos " de avances" nos han sumergido en la cultura del consumo, que nos idiotiza y nos hace perseguir una zanahoria que nunca cogeremos. No es más que una distracción que alguien ha diseñado para la humanidad, ya que los que realmente se benefician, son unos pocos privilegiados y son estos los que están detrás de toda la trama , dominando y manipulando las masas.
No por ser más ricos, si no por tener el PODER através del dominio económico y a su vez ocultarse tras ello, quedando al resto ciertas realidades que tal vez no seamos capaces de imaginar...

Miguel A. Rosales dijo...

Lo que más “gracia me hace” de la obsolescencia programada, es lo siguiente.

Hace un par de meses se me agotó el toner de la impresora, resulta que dicho toner tiene un precio igual o superior que la impresora “dilema” toner o impresora más toner por el mismo precio. Yo pensaba que el toner que trae de de serie la impresora es de menor capacidad, pero me dio una vida útil de entre año y medio y dos años y unas mil quinientas hojas impresas (resultado muy eficiente), para mi sorpresa, encontré un toner de una segunda marca, cuyo precio era del cincuenta por cien con respecto al original.
El resultado fue comprar este y ahora me planteo las siguientes cuestiones, ¿me durará la impresora el mismo tiempo que el segundo toner?, ¿habré malgastado el dinero en la compra del segundo toner, pudiendo comprar una impresora nueva?, pues no lo se, ya se verá.

Esta digamos es la cruz de todo esto y la cara para mi es la siguiente, tengo un exprimidor de naranjas, que tiene casi mi edad, 30 añazos y sigue funcionando perfectamente y no por eso me voy a dejar seducir por la publicidad agresiva y comprar otro exprimidor nuevo, que en mi opinión, ni es más bonito, ni práctico y lo único que nos hace este proceso de consumo es achicarnos el bolsillo con compras frecuentes, repetidas y en el mayor de los casos superfluas todas ellas.